No es que Halloween me guste mucho, especialmente por los colores. Cuando veo las galletas negras, me dan poca confianza. Así que he intentado hacer unas galletas menos terroríficas y un poquito más dulces...
Un fantasma muy contento, una calabaza recién recogida de la huerta y por supuesto una brujilla, pero eso sí, muy sonriente con su caldero rebosante de pócima verde.
Aquí los zapatos y el gato negro. Sin unas buenas botas negras y el gato correspondiente, ni nuestra brujilla podría ser una buena bruja
Son todas chulisimas y ademas estaban riquisimas
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